Crece la tendencia de “apuestas en línea entre las juventudes.
A través de aplicaciones en sus celulares, adolescentes tienen acceso directo a invertir dinero y apostar a los resultados de partidos de fútbol, de rugby, entre otros.
Es una propuesta de juego promovida por influencers, ex participantes de realities, modelos, actores y músicos que comparten publicidades pagas sin ninguna advertencia. Las apuestas se realizan en los casinos virtuales y los sitios de apuestas deportivas, en pesos y hasta en dólares.
Este mensaje se promociona abiertamente en eventos deportivos: podemos ver el nombre de las principales casas de apuestas en línea de Argentina en las camisetas de los grandes equipos futbolísticos.
A su vez la pandemia naturalizó muchas actividades que antes eran presenciales y ahora adoptaron el formato virtual. Los juegos que se compartían en veredas, calles y clubes, ahora se juega en hogares o escuelas, en soledad y a través de pantallas.
Como en toda dinámica de juego por apuestas, en ocasiones se gana dinero y se obtiene bienestar momentáneo, generando placer y adrenalina. Ese entusiasmo invita a apostar más y a querer ganar más cantidad de dinero, comenzando una rueda emocional en la que también hay situaciones de malestar y angustia al perder.
El creciente consumo de estas tecnologías y de juegos se encuentra inmerso en la sociedad de consumo capitalista de la cual formamos parte, que promueve:
Un indicador de que las apuestas pueden ser una forma de consumo, es que las conversaciones no giran en torno a “cómo jugó tal equipo”, o “cómo fue el festejo entre amigos al ganar su equipo favorito”, sino cuánto ganó cada uno al realizar apuestas previas o charlas sobre dinero vinculado a los resultados deportivos.
El contacto permanente con adolescentes y jóvenes nos interpela a entender sus formas de ser en el mundo, por eso es importante abrir el diálogo y plantearles:
Desde ámbitos educativos es importante:
Es muy importante recordar que todos/as los/as estudiantes tienen derecho a que se respete su intimidad y a que se preserven sus datos personales, por lo que estas situaciones requieren de un discreto abordaje de la situación que está atravesando para no generar prácticas que puedan ser estigmatizantes, revictimizantes o discriminatorias.