El Día Internacional de los Pueblos Indígenas se celebra el 9 de agosto de cada año con el objetivo de reconocer y promover los derechos y la cultura de los pueblos indígenas en todo el mundo. Esta fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994, en conmemoración del primer encuentro del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías.
Según datos oficiales de ONU : “Existen alrededor de 476 millones de Indígenas viviendo a lo largo de 90 países. Representan poco más del 5% de la población mundial y, sin embargo, se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables representando el 15 por ciento de los más pobres.”
Este año nos interesa reflexionar sobre esta conmemoración a sabiendas que no hay nada que festejar debido a la creciente desaparición de las comunidades indígenas que trae aparejado el exterminio de una diversidad cultural inconmensurable con la muerte de lenguas y saberes tan remotos.
Desde un modelo educativo que sienta sus bases en la promoción de los derechos humanos, la diversidad cultural y la inclusión social, entendemos que todas las personas importan y que es eso justamente lo que nos enriquece, en este caso con una cosmovisión diferente que tiene una relación ancestral con su entorno, habitando territorios en franca vinculación con estos y otras especies.
Desde la ESI propiciamos el encuentro, para eso necesitamos que todas las personas de manera equitativa puedan expresarse, que haya un diálogo fecundo y profundo. Precisamos entonces volver a escuchar a estas comunidades y establecer una convivencia entre diferentes, que aloje la diversidad y reconozca sus derechos ancestrales para dejar de ser invisibles y para registrar que además una amplia franja de la sociedad porta en su ADN huellas indígenas: “El 60 por ciento de los argentinos tiene antecedentes indígenas, componentes genéticos amerindios de los pueblos nativos”, según queda demostrado en una investigación llevada adelante por el Conicet en 2005. Reconocer la diversidad que nos constituye es también un camino que nos permitirá seguir incluyendo, no el único pero si puede darle forma a los primeros pasos.