En la Semana del Ambiente, trabajamos desde una agenda que destaca el lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza.
El ser humano, la Tierra y la naturaleza se pertenecen mutuamente, forjar un camino de convivencia pacífica es el desafío de la educación para el momento actual. La ciencia ha sido precisa en mostrar evidencia de que el modelo de conocimiento, producción y consumo que hemos construido es insostenible y excluyente, y nos ha llevado a rebasar los límites ambientales del planeta.
El Consejo General de Educación, desde el Calendario Escolar (Res. 3031 CGE) propone a junio como el Mes del Ambiente, en este marco el Programa de Educación Ambiental de la Dirección de Información, Evaluación y Planeamiento en articulación con las diferentes Direcciones de Nivel presentó una agenda a través de la cual se procura abordar acciones que posibiliten reflexionar sobre las responsabilidades individuales y colectivas en el bienestar presente y futuro de la familia humana; resignificando, a la vez, la práctica educativa interpelada en estos tiempos por el desafío del aislamiento social y la bimodalidad.
La agenda se construyó en relación al 5 de junio “Día Mundial del Ambiente”, día que fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas en la Conferencia de Estocolmo en diciembre de 1972; y que tiene como objetivo que en todos los ámbitos, instituciones, organizaciones, se eduque sobre la importancia del cuidado del ambiente y se concientice en un cambio de conducta, hábitos y valores sociales, para construir una relación con la naturaleza de manera sustentable.
El tema de este año es “la restauración de los ecosistemas” centrando la mirada no solo en recuperar ecosistemas que están destruidos por el hombre, sino en cuidar y proteger aquellos que aún están sanos. No se trata de introducir correcciones al sistema que ha creado la actual crisis ambiental, sino de educar para su transformación desde la dimensión ética de responsabilidad y de cuidado por el futuro común de la Tierra y de la humanidad.
