Cada 5 de marzo se celebra, el Día Mundial de la Eficiencia Energética. El origen de esta fecha proviene de la Primera Conferencia Internacional de Eficiencia Energética celebrada en Austria en el año 1998.
Este día tiene como fin reflexionar sobre la problemática del uso abusivo de combustibles fósiles y la importancia de explotar fuentes de energías renovables y plantea el desafío de consumir y producir energía de manera inteligente e innovadora con el objetivo de aminorar los efectos del cambio climático. Desde ya hace varios años los organismos públicos y educativos buscamos, con diferentes acciones, concientizar a la ciudadanía sobre los efectos devastadores que genera el uso masivo de fuentes no renovables.
Educar en el cuidado y la eficiencia energética genera importantes beneficios para toda la sociedad: mayor producción con iguales costos energéticos, ahorro económico, reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, desarrollo de empleos nuevos asociados a la aplicación de herramientas para la eficiencia energética y menor impacto ambiental entre otros.
Algunos datos significativos, a nivel mundial, es que actualmente el 27% se pierde en la transmisión y en la generación. De no modificarse hábitos y comportamientos en relación al sistema energético mundial seguirá dominado por los combustibles fósiles, los cuales representarán casi el 90% del suministro total de energía hasta el 2030, implicando un incremento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono superior al crecimiento del consumo de energía. Hasta ese año la demanda mundial de energía aumentará a un ritmo aproximado del 1,8% anual. La educación es una herramienta fundamental para lograr procesos de producción más limpios y lograr un cambio de actitud sobre la importancia de cuidar este bien.