El Día Mundial del Agua surge en 1992, año en el que tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro y en la que surgió la propuesta. Ese mismo año, la Asamblea General adoptó la resolución A/RES/47/193 por la que el 22 de marzo de cada año fue declarado Día Mundial del Agua. El objetivo es concienciar acerca de la crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para abordarla de manera que alcancemos el Objetivo de Desarrollo Sostenible N°6: Agua y saneamiento para todos antes de 2030.
Es fundamental sensibilizarnos sobre la problemática existente en torno a la escasez de agua que, cada año, se agrava debido a la creciente demanda de la agricultura y la industria, al aumento de la población mundial, el empeoramiento de los impactos del cambio climático y la contaminación que afecta no solo afecta la calidad del agua sino también su existencia.
En el año 2010, las Naciones Unidas reconocieron que “el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para la vida”, es decir el derecho de toda persona a disponer de agua suficiente, segura y accesible para uso personal y doméstico. Es prioritario que se garanticen medidas que ayuden a un acceso universal e igualitario al agua potable y a un saneamiento adecuado con el fin de proteger la salud de las personas.
La actual pandemia provocada por la Covid-19, ha dejado en evidencia que el agua es esencial en temas de salud no solo para afrontar la emergencia sanitaria sino muchas otras enfermedades infecciosas; y a su vez ha puesto en relieve la vulnerabilidad de los casi tres millones de personas que no tienen acceso al agua.
Desde el lema de este año: la valoración del agua, nos planteamos como objetivo educar y concientizar sobre su importancia para todos los seres vivos y la necesidad de su cuidado. ¡Valoremos el agua!