Vidas de mujeres de nuestra tierra
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Corría el año 1877 y mientras la dirigencia de Argentina tenía a su primer presidente civil, Nicolás Avellaneda, y Ramón Febre estaba al frente de la gobernación de Entre Ríos, nacía Teresa Ratto en Concepción del Uruguay quien sería posteriormente la primera médica entrerriana.
Sus padres provenientes de Génova, Italia, se habían afincado en Puerto Viejo, un tradicional barrio de esa ciudad y Teresa llegó allí el 13 de febrero; para integrarse al seno de un hogar compuesto por su padre panadero, su madre y un hermano. Con el tiempo, 13 hijos más completarían la familia.
Teresa luego de cursar sus estudios en la Escuela Normal Mariano Moreno, no conformándose con la vida anodina dispuesta para las mujeres de la época se propuso estudiar medicina para lo cual sí o sí tenía que contar con un bachillerato, cosa impensada para la época, ya que nunca hasta entonces ninguna mujer había podido acceder al Colegio del Uruguay, fundado por Justo José de Urquiza con la intención de formar a toda una casta de dirigentes políticos varones.
Sin embargo, nada detuvo a Teresa y la figura de José Benjamín Zubiaur fue clave en el logro de sus objetivos. Siendo este Rector de dicha institución decidió abrir sus puertas a los ideales de esta joven y para ello, pidió al Ministro de Instrucción Pública una autorización para que por primera vez una mujer ingresara al tradicional Colegio. Fue así como con 15 años y siendo ya docente, Teresa tuvo que comenzar desde cero sus estudios de bachiller.
Cinco años después, en 1895, obtuvo su bachillerato y se trasladó a Buenos Aires para transitar su sueño de cursar la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires, y es así como con 27 años se convirtió en la primera médica entrerriana y la segunda a nivel país.
Su inquietud mientras tanto la acercó a quien fue su colega y amiga Cecilia Grierson, quien por su parte fue la primera médica del país. Ambas trabajaron juntas para fundar el Primer Centro de Estudiantes de la Argentina, y además fueron fundadoras de una de las primeras organizaciones feministas: el Centro de Universitarias.
En 1903 se doctoró en medicina, fue designada Jefa de Vacunación de la Asistencia Pública de Buenos Aires, y estuvo al frente de las campañas de viruela y sarampión en un principio pero al poco tiempo eligió volver a su lugar de origen y se trasladó a Concepción del Uruguay donde siguió trabajando arduamente.
Dicen que vacunaba en su propia casa, asistida por su hermano quien a caballo iba a buscar vacunas para que Teresa pudiera cumplir con las filas de personas que la aguardaban en su casa.
Con una salud debilitada, y tan sólo 29 años muere a causa de una peritonitis. Fueron sólo tres años los que pudo ejercer su profesión, dejando un legado enorme para la provincia por su tenacidad, su convicción y su entrega.
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