Fotos de la plantación de árboles nativos en un sector en recuperación del monte autóctono del Parque General San Martín. Participaron Ecoclub Paraná, Fundación Eco Urbano, Cuidadores de la Casa Común de Paraná, CGE. (Agosto 2020)
Si bien existen numerosas herramientas de participación ciudadana, el primer paso hacia una real participación tiene que estar dado por la propia voluntad de querer cambiar algunas cosas de la realidad que habitamos. A partir de esto, existen infinitas formas de intervención, como la de agruparse para pensar soluciones colectivas, el estar informados de lo que sucede a nuestro alrededor, exigir nuestros derechos y a la vez cumplir nuestros deberes, ser receptivos y posicionarnos frente a los problemas que atraviesa nuestra comunidad.
El territorio de Entre Ríos fue ocupado hace aproximadamente 3500 años y hasta el siglo XVI por pluralidades de comunidades aborígenes. Sus vínculos con sus ambientes naturales eran respetuosos y justos a tal punto que utilizaban los ríos como rutas fluviales de comunicación y para el comercio, llegando tan lejos como el noreste, noroeste y centro oeste del país. Esta forma de vida cazadora-recolectora-pescadora a la que, tardíamente, se incorporó la agricultura, propició la identidad única que tiene la provincia.
Una cuenca hídrica es un área de terreno donde el agua fluye en un punto común como un arroyo, río o lago cercano. Son sumamente importantes desde el punto de vista ecológico, en tanto permiten mantener la biodiversidad y la integridad de los suelos. Además, son la principal fuente de agua dulce de la mayoría de las comunidades del mundo. Las cuencas se convierten en un gran recipiente donde se recoge esta agua. En los territorios que habitamos, el agua vuelve al mar por el delta del Paraná, se evapora regresando a la atmósfera o es almacenada temporalmente en los suelos y en el acuífero guaraní. Por estas razones, las cuencas hídricas, son unidades ambientales que debemos preservar.
¿De qué hablamos cuando decimos “cuidado”? El filósofo Bernarndo Toro nos invita a dejar atrás el sistema que nos ha guiado hasta ahora, basado en el éxito, el poder y la acumulación, y a sumergirnos en una nueva ola que contemple el aprender a cuidar: para cuidar hay que amar, pero para amar necesitamos conocer.
Para comprender aquello que nos rodea, podemos acudir a textos y descripciones sobre nuestra provincia. Pero también podemos vincularnos conscientemente con el territorio y con las personas que lo habitan. Por eso mismo, el contacto con otras personas bajo una escucha atenta, permite crear un espacio en el que se intercambian saberes y se conocen historias de primera mano de quienes llevan en su memoria y plasman en su relato la riqueza de la provincia. Todo esto implica acercarnos a los territorios, conocer los lugares, identificar el ambiente con nuestros propios sentidos, ya sea mirando los arroyos que nos atraviesan o escuchando los cantos de las aves del monte entrerriano. Así, hacemos carne, pisamos el barro y comenzamos a amar aquello que queremos cuidar.
En el año 1972 se celebró en Estocolmo una reunión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la cual el tema central fue el Ambiente y como resultado se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
¿PARA QUÉ LO RECORDAMOS?
Este día internacional invita a quienes habitamos este planeta a reflexionar sobre cómo ciertas formas de vida y consumo modernas, impactan en nuestra Casa Común. También, es una oportunidad para reflexionar y reconocer que existe una necesidad de crear otras formas de habitar el ambiente; que lo cuiden, preserven y regeneren.
Bajo el lema "Reimagina, recrea, restaura", la temática de este año se centra en promover todas las acciones que ayuden a la RESTAURACIÓN de los ecosistemas que sustentan la biodiversidad y pluralidades de culturas.
Situándonos en nuestra provincia, esta fecha nos convoca a devolverle la vida a los ecosistemas degradados, ya sea plantando árboles nativos, limpiando las riberas de los ríos o simplemente dando espacio a la naturaleza para recuperarse. Estas acciones aumentan los beneficios para la sociedad y la biodiversidad y colaboran en contrarrestar el cambio climático.
Solo en ecosistemas saludables podremos mejorar los medios de vida de las personas, aprendiendo a ser seres mucho más cuidadosos y empáticos. Es aquí cuando la Educación Ambiental en todas sus formas cumple un rol clave, basándose en una pedagogía de diálogo de saberes orientada a la construcción colectiva.
¿Existirían los ambientes sin la biodiversidad? ¿Serían iguales a como los conocemos?
La biodiversidad es la diversidad de vida, la variedad de seres vivos que existen en el planeta y las relaciones que establecen entre sí y con el medio que los rodea. Es el resultado de millones de años de evolución. La especie humana y sus culturas han emergido de la adaptación al medio, su conocimiento y su utilización. Es por ello que la biodiversidad tiene dos dimensiones: la biológica y la cultural. Si pensamos en la restauración de los ecosistemas, esto deberá ir acompañado del cuidado de todas las formas de vida con las cuales compartimos un mismo hogar natural. Somos parte de la biodiversidad.
Nuestra provincia tiene una larga tradición de lucha y defensa por el cuidado del ambiente, en especial del agua, lo cual no es extraño siendo que estamos surcados por miles de cursos de agua. Uno de los grandes hitos fue la lucha por el Paraná Medio, en donde a través de la movilización de la ciudadanía se consiguió por primera vez en la historia de nuestro país la ley 9092, la cual declara libres de represas a los ríos Paraná y Uruguay. Así como este ejemplo, podemos mencionar otras acciones en defensa y cuidado del ambiente que han sido importantes en nuestra provincia, como la lucha en Gualeguaychú por las pasteras o las movilizaciones más recientes por la quema de los humedales.
Son aquellos espacios que nos identifican, de los cuales nos sentimos parte por sus características geográficas, por su cultura. Los territorios son habitados y defendidos, no sólo porque representan una porción de tierra que nos permite a los seres vivos obtener lo que necesitamos y realizar determinadas actividades, sino que moldean nuestra conducta, nuestros hábitos, el tipo de consumo que tenemos y cómo nos relacionamos con los demás seres vivos.
Entre Ríos, el territorio que habitamos, es una provincia surcada por agua, desde los grandes ríos que nos delimitan hasta los pequeños arroyos que encontramos en cada recoveco y la presencia tan abundante de la misma, ha moldeado nuestra cultura.