DOMADORES
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BÁRBAROS
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El Presidente Hipólito Yrigoyen (1916‑1922), instituyó la celebración con el decreto del 4 de octubre de 1917, se presupone que a propuesta del escritor Ricardo Rojas. Extractos de la fundamentación:
El descubrimiento de América es el acontecimiento de más trascendencia que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores se derivan de este asombroso suceso que, a la par que amplió los límites de la tierra, abrió insospechados horizontes al espíritu.
Se debió al genio hispano —al identificarse con la visión sublime del genio de Colón— efemérides tan portentosa cuya obra no quedó circunscripta al prodigio del descubrimiento, sino que la consolidó con la conquista, empresa ésta tan ardua y ciclópea que no tiene término posible de comparación en los anales de todos los pueblos.
La España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente enigmático y magnífico el valor de sus guerreros, el denuedo de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, las labores de sus menestrales y, con la aleación de todos esos factores, obró el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y con la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos de afirmar y de mantener con jubiloso reconocimiento.
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El concepto de raza, anclado al Holocausto perpetrado por los nazis, es hoy rechazado por los científicos. Según estudios genéticos, todos los seres humanos descendemos de un antepasado común africano. Las migraciones, hicieron predominar ciertos rasgos físicos en los restantes continentes, se cree que por mejor adaptación al ambiente. La piel negra, por ejemplo, abundante en melanina, intercepta los rayos ultravioletas que en las regiones de alta insolación dañan la dermis y producen cáncer de piel. Las diferencias genéticas entre grupos humanos diferentes no son mayores que las que hay dentro de un mismo grupo, aunque una ínfima porción de ellas, como el color de la piel, cabello y ojos, resulten muy notorias. Los antropólogos usan en cambio el concepto de etnia, grupo humano que comparte una misma cultura, en particular un lenguaje.
En 2007 el INADI propuso cambiar su sentido y su denominación a Día de la Diversidad Cultural Americana. El 13 de septiembre de 2010 la presidenta Cristina Fernández hizo efectiva la propuesta enviando al Congreso un proyecto de ley sobre feriados en el que se reemplaza la denominación Día de la Raza por Día del Respeto a la Diversidad Cultural. El cambio de denominación y sentido fue finalmente hecho por Decreto PEN Nº 1584/2010.
Los españoles recién llegados, leían a los originarios habitantes de lo que se considera América o Abya Yala cuando ingresaban en estos territorios, un documento que se denominó Requerimiento.
Bajo coerción se les invitaba a aceptar la autoridad del Papa y de los reyes españoles y a ser evangelizados, convirtiéndose en súbditos libres cristianos. Si accedían se les reconocían y respetaban sus costumbres, propiedades y tierras, pero si no lo hacían pasaban inmediatamente a ser enemigos de Dios y de la Corona, y el ejército legitimaba su acción militar posterior, que probablemente terminaría con el despojo de sus propiedades, y la reducción a la esclavitud.
Es un texto largo y tedioso, por lo que les debía llevar bastante tiempo leerlo en su totalidad. Añadamos a ello la traducción de un intérprete cuando lo había.
En 1492 lo que hoy se llama España no existía como nación en el sentido moderno del término, sino como una débil alianza de cinco mal integrados reinos: Aragón, Castilla y León, Cataluña, Navarra y Valencia.
No existía todavía el concepto moderno de Estado y los reyes (en este caso los castellanos), consideraban que los territorios y habitantes de sus dominios eran sus posesiones personales. Podemos verlo en las subdivisiones que hacían de sus reinos para repartirlos entre sus hijos. América era una posesión personal de los reyes de Castilla.
Las colonias americanas fueron posesión personal de Isabel de Castilla, quien había autorizado y financiado las operaciones de conquista. Como Isabel quería favorecer los intereses de sus vasallos directos, los castellanos y leoneses, ellos fueron durante mucho tiempo los únicos que pudieron instalarse allí y comerciar con ellas. Así, el testamento de Isabel consigna que al haber sido las Indias conquistadas a costa de estos mis reinos y con los naturales de ellos, es razón que el trato y negocio de ellas se haga y trate y negocie destos mis reinos de Castilla y León.
Sin embargo, debido a la influencia de su esposo Fernando, rey de Aragón, las instituciones y la legislación de Indias no fueron exclusivamente de origen castellano, sino tuvieron una fuerte impronta aragonesa y catalana
Corrían los últimos años del siglo XV, Europa vivía grandes transformaciones en su idiosincrasia, siendo caldo de cultivo para los grandes acontecimientos que cambiarían la historia de Occidente. Comenzaba la expansión del Viejo Continente.
Durante trescientos años, sobre todo Génova y Venecia, habían tenido el monopolio del comercio de especias, seda y metales desde China y la India. Ese sistema mercantil fue quien financió la opulencia de las ciudades italianas.
La caída de Constantinopla en 1453, espacio por donde llegaban a Oriente, desesperó a los mercaderes europeos, que comenzaron a buscar rutas alternativas para continuar con el negocio. Portugueses, holandeses e ingleses se sumaron a la exploración de una nueva ruta por África, pero Colón fue el único que propuso lo imposible: ir a la China y Japón por el Oeste. Nadie lo creyó posible, quizás porque todas las cortes tenían geógrafos que sabían exactamente que la tierra era redonda y enorme y no había forma de llegar a la China y Japón en un viaje de más de seis meses de duración. Los asesores de la corte señalaron lo mismo, pero por alguna razón la reina Isabel aceptó ese ambicioso proyecto.
Uno de los principales defensores de las culturas originarias fue Túpac Amaru I, rey Inca entre 1570 y 1572. Éste lideró la lucha contra el avance español. Doscientos años después, uno de sus descendientes, Túpac Amaru II, llevó a cabo la mayor rebelión indígena de todo el continente. “¡Levántense americanos!” exclamó en Oruro en 1781, iniciando la más grande revuelta de la historia colonial. La rebelión, se extendió por cinco meses, y conforma una de las más épicas dentro de las memorias de rebelión de los pueblos americanos
En los primeros 150 años de invasión, 17 mil toneladas de plata y unas 200 toneladas de oro arribaron a España y potenciaron el desarrollo comercial y manufacturero europeo, que propiciaron las compuertas de la Revolución Industrial y el desarrollo capitalista.